lunes, octubre 16, 2006

miércoles, octubre 04, 2006

Tu Tierra Desierta (Poesía, por Félix Lanusse)

Que fue ese estupor
El de tus ojos abiertos como lagos?
Que fue de tu calor nodriz?
Debo buscarte lejos ahora.
Crípticos son los signos,
Y como al principio
Estoy ciego.
Mis manos no son de minero.
Y las muchas fuerzas pretéritas
Me abandonaron en abril.
Pero me queda la música
Que atravesada por acordes medios
Todavía te recuerda.

También subsiste marchita
Pero viva, la piel.
Que conoció los soles,
Y el compás lerdo,
De tus muslos amantes
Como satélites multiplicados
Que firmes me acollaran,
para dar vida.

Pero fue tan breve.

Efímero como el blanco jazmín.
Como los colores después del aguacero.
O la hora en que engañado,
Supe haber llegado.
Como el día en que creí.
O cuando entre todas las nubes,
Se entreabrió el azul verdadero.
Y la piedra fría que esculpe
Sin tibios prólogos
Mis miedos profundos.
O el fuego que abrigaba
Apenas mis sueños
Encantándome entre señas azules.

Debo buscarte lejos ahora.
Imaginando brújulas,
Creando compases
Para internarme en el desierto,
Sin certeza del oasis,
Ni el consuelo de las aves migratorias.

Volare solo.
Guiado por luces negras,
Hacia ponientes sin soles,
No tiene ojos el guardafaros,
Y entre los sueños de los centinelas,
Caminare solo.

Pero todo es breve,
Hasta tu lejanía de esfinge.

Reescribiendo a Félix (Poesía, por Félix Lanusse)

Asomando tu mirada
al borde de mi vacío,
Volcaste tu ternura abrasadora.
Suave y lento acariciaba, como el rocío,
Iluminando los rincones
de mi soledad de otrora.

¨
Desgajando mi follaje espeso,
Sorteaste mi laberinto de sombras,
Blandiendo tu espada azul y de beso,
Sembrando nuevas, creando otras,
Conquistaste mis patios, mi frontera corta.
¨
Porque ahondando develaste estrellas.
Ni quejarme pude siquiera,
Cuando cantando entreabrieras,
Tempranas y ocultas hojas desiertas.
Terrible forja de labios!
El abrazo de tu tibieza esbelta.
Porque hasta cuando el viento me huía,
Te acollaraste clara como tinta densa,
A reescribir paciente y a besos,
Todas mis letras muertas.

Elegy for Jane (Poem, by Theodore Roethke)

Elegy for Jane
My student, thrown by a horse

I remember the neckcurls, limp and damp as tendrils;
And her quick look, a sidelong pickerel smile;
And how, once startled into talk, the light syllables leaped for her,
And she balanced in the delight of her thought,
A wren, happy, tail into the wind,
Her song, trembling the twigs and small branches.
The shade sang with her;
The leaves, their whispers turned into kissing;
And the mold sang in the bleached valley under the rose.
¨
Oh, when she was sad, she cast herself down into such a pure depth,
Even a father could not find her.
Scraping her cheek against the straw;
Stirring the clearest water.

¨
My sparrow, you are not here,
Waiting like a fern, making a spiny shadow.
The sides of wet stones cannot console me,
Nor the moss, wound with the last light.

¨

If only I could nudge you from this sleep,
My maimed darling, my skittery pigeon.
Over this damp grave I speak the words of my love:
I, with no rights in this matter,
Neither father nor lover.


Theodore Roethke

Manos de Violines (Poesía, por Félix Lanusse)

Apiádense los párpados de tu mirada.
Que sujeten tenaces el fulgor
De tu azul en retirada.
Viniste a mi en racimos de violetas.

Y mis manos ya de violines,
Que no pudieron tocarte fugaron
Necias como secas tormentas.

¨
Porque me huyes niña?
Por que te escurres?
Entre mi soledad como los versos.
Lo que no dije es verdad.
Déjame vestirte de amapolas.
Y capturarte para ti el viento,
Azul como tus ojos de pájaro.

¨
No ves entre mis dedos el momento?
Allí quedo para siempre apresado.
Sollozaste como un cello pero muda.
O es que acaso has vuelto a ser eclipse?
A ser planeta negro y muerto.
De secas, sordas letras sin Neruda.