domingo, septiembre 10, 2006

El Sueño del Otro (Cuento)

Me dijo una vez un médico que los llaman sueños recurrentes. Pero ya había empezado a notar algunas diferencias con los típicos ejemplos: la angustia frente a un final no aprobado, o caer de un acantilado, o no haber terminado el colegio. Parece ser que son síntoma de temas pendientes de resolución. Rebuscado, me acuerdo que pensé, pero razonable. Siempre me causaron esa sensación enfrentada las explicaciones de los psiquiatras.

No son situaciones, sino protagonistas. Protagonista. Casi nunca, según me parece recordar, una misma situación. Solo cuando ese protagonista tuvo un sueño recurrente. Conmigo.
Sueños normales, cada tanto, cinco o seis años, una desgracia. Una pesadilla. A partir de ese momento la recuperación, el olvido, el duelo. Y de nuevo el golpe. Como para que sepamos que siempre hay alguien presente. Señales tal vez.

Creo que nunca lo conté, pero siempre me dio vueltas como argumento de un cuento que jamás me animé a escribir. O no supe como hacerlo.

Alguien que creía haber creado en sus sueños a otro. Muy tarde se dio cuenta que su cansancio, los minutos y segundos previos a su inconciencia, en realidad eran el despertar del otro. Y su despertar, del otro el sueño.

No me asusté hasta ayer. Cuando en pleno trabajo, bruscamente sobre mi escritorio, por primera vez, me quedé dormido.

Y, por supuesto, soñé con él. El eterno protagonista. Qué bruscamente se despertaba con la tormenta de una noche aterradora.

Julián Irigoin
Pilar, septiembre de 2003

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